Desde el momento de su entrada en el monasterio de Kurodani renunció a todo pensamiento de orden mundano, y se aplicó con toda diligencia en la búsqueda de la salvación. Y así, con el objeto de escapar en la presente vida, de la eterna rueda de transmigraciónes, leyó todos los Sutras y los comentarios de los Tendai y otras escuelas muchas veces, con la esperanza de encontrar en alguno de ellos lo que buscaba. Tan sutiles eran sus capacidades, que pudo penetrar con aparentemente poco esfuerzo el significado y la razón de los textos y captar a fondo el fundamento de una obra, por voluminosa que fuera. Profundizó en el significado secreto de las doctrinas del budismo, familiarizándose con los principios generales de las ocho escuelas, para que cuando se encontrara con un erudito eminente de cualquiera de las escuelas, siempre estuviera listo con la propia exposición de sus principios, e invariablemente obtuvo de ellos todo su asentimiento a sus interpretaciones, junto con palabras de gran elogio por su perspicacia.
Jigembó y Honen
Un día en su estudio de las enseñanzas originales de Tendai Daishi, el fundador de la escuela Tendai en China, surgió la pregunta de: cuál era la esencia de los preceptos en la doctrina perfecta de la realidad absoluta? Jigembó mantuvo que todo dependía de la actividad consciente del hombre, mientras que Honen insistió en que era más bien la operación sobre la conciencia de ese misterio que inevitablemente viene sobre uno en el acto de abrazar los preceptos.
Su discusión continuó durante varias horas, ninguno de ellos dispuesto a ceder ante el otro, hasta que finalmente, Jigembó se enojó tanto que golpeó a Honen con una almohada de madera. Ante esto, Honen salió de la habitación. Después de que Jigembó hubiera reflexionado sobre el asunto.
Durante unos minutos, fue a la habitación de Honen y reconoció que lo que Honen había dicho expresó el significado último de las enseñanzas de Tendai Daishi sobre el precepto perfecto de la "realidad única".
1 En la época de Honen había ocho sectas budistas oficialmente reconocidas: 1) Kusha, 2)Jojitsu, 3) Ritsu, 4) Hosso, 5) Sanron, 6) Kegon, 7) Tendai, 8) Shingon.
Honen en un templo en Saga
En el primer año de Hogen (1156), en su vigésimo cuarto año, se despidió de Eikii y fue al Templo Shoryoji en Saga, donde pasó siete días en ferviente oración al Buda, para que se le mostrara el verdadero camino de la salvación.
La imagen de Buda en este templo era una que había sido traída originalmente de la India a China y de allí a Japón, y era una de las más maravillosas imágenes en los tres países. No fue, por lo tanto, sin buena razón por la que fue a tal templo a orar.
Cuando hubo terminado los siete días de oración especial en Shoryoji, fue de allí a Nara. Vistiendo en el hábito de peregrino, tuvo una entrevista con Zoshun Sozu, un distinguido erudito de la secta Hosso, quien más tarde obtuvo el rango póstumo de Soja (obispo). Vio a Honen en el terraza del templo, Zoshun abrió la puerta y lo invitó a pasar, y inmediatamente comenzaron una conversación sobre la Ley que duró varias horas.
Honen, la admiración de los eruditos
Honen le hizo algunas preguntas sobre las doctrinas de su escuela, algunas de que no fue capaz de responder, cuando Honen sugirió explicaciones de su propia Zoshun estaba muy sorprendido y exclamó: "Seguramente este no es hombre común, sino una encarnación de algún poderoso Buda. Aunque yo si me encontrara con el gran patriarca de nuestra escuela, ciertamente no podría responder a este hombre. No hay palabras que puedan describir la profundidad y amplitud de su sabiduría:"
Diciendo esto, se convirtió inmediatamente en discípulo de Honen, y continuó así durante toda su vida, sin dejar nunca de traerle algún regalo cada año. Se recuerda a Honen por la frase: "Así es todo buen erudito. Cuando está convencido de que ha encontró uno digno de ser su maestro, debería convertirse en su seguidor"
Encuentro con un erudito Sanron-La visita de Honen a Zoshun
En Daigo había un distinguido erudito de la escuela Sanron, Gon-Risshi Kwanga. Hacia allí se dirigió Honen, e impacto la mente de Kwanga. Este último solo quedo sin palabras. Entró en una cámara interior y trajo unos libros encerrados en diez cajas pequeñas, diciendo "Sé que no hay nadie digno de ser mi sucesor para transmitir estas doctrinas de mi escuela a la posteridad. Ya has entrado completamente en las esencias más profundas. Por lo tanto, te entrego estos libros con todas nuestras doctrinas secretas: "Con tales palabras el extravagante erudito les pasó los textos. Un sacerdote llamado Ashobo, también conocido como Shinshi Nyiido, y varios otros que acompañaban a Honen, se llenaron de asombro viendo y oyendo estas cosas.
Honen dijo: "Siempre ha sido el uso de cada una de las sectas clasificar las enseñanzas sagradas del Buda- esta relativa clasificación es comparativamente superficial- de acuerdo con de las sectas y sus varios puntos de vista, todos los Sutras son como granos que son llevados para su molino propio. El Tendai cree que todas las Escrituras enseñan doctrinas Tendai, el Kegon, que enseñan las suyas, y así también con el Hosso y el Sanron, las Escrituras son todas igualmente propias".
Se cuenta que Honen dijo: "Los eruditos de las diferentes sectas no logran comprender que cada secta tiene su propio punto de vista peculiar, y tan pronto como descubren cualquier cosa de sectarismo contrario al suyo, inmediatamente se pronuncian contra tal enseñanza como falsa. Esto es bastante irrazonable. Mientras que cada secta tiene sus rasgos distintivos, no se puede esperar que sean todos iguales, y es una cuestión de rutina que cada uno deba tener algo contra el otro."
Extraído y editado por Chijo Cabanelas de: Essential Writings and official Biography- Honen the Buddhist Saint.
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